Un legado empresarial

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José Rodríguez, un empresario apasionado y el miembro más antiguo de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba (AEEC), ha dedicado su vida profesional a dejar huella en el sector. Con una trayectoria inspiradora en Marcafix S.A., ha sido testigo y partícipe de la evolución de la AEEC desde sus inicios, aportando su experiencia y dedicación a cada paso del camino. Su compromiso no solo con la Asociación, sino con la comunidad empresarial en Cuba, nos ofrece una perspectiva rica y conmovedora sobre los retos y triunfos que ha enfrentado. En la entrevista que a continuación compartimos, José nos abre su corazón y su mente, hablando sobre su carrera, las motivaciones que lo impulsaron y su visión esperanzadora para el futuro de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba.

¿Podría contarnos un poco sobre su trayectoria personal y profesional antes de unirse a la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba?

Desde la empresa Marcafix S.A., siempre me dediqué a la distribución de productos y equipos para Artes Gráficas y actividades afines a este sector. A raíz de contactos con empresas de Comercio Exterior cubanas, viajé a Cuba por primera vez en agosto de 1985, realizando labores de asistencia técnica y firmando contratos de suministro, los cuales se incrementaron en años sucesivos y se mantienen hasta la fecha.

¿Qué le motivó a unirse a la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba?

El deseo de conocer a otros empresarios españoles en igual o similar situación, la necesidad de compartir experiencias y obtener conocimiento e información, y la aspiración de lograr objetivos comunes que nos permitieran avanzar en lo personal y profesional.

¿Cuáles fueron sus expectativas al convertirse en asociado?

Como Asociación de Empresarios Españoles en Cuba, aspirábamos a influir en todas aquellas áreas que pudieran mejorar las relaciones empresariales y económicas entre Cuba y España; tener comunicación directa con entidades, organismos y autoridades cubanas, de forma que se facilitaran las relaciones entre ambas partes; y obtener información sobre normativas legales respecto a la actividad empresarial y posibilidades de inversión extranjera. Todos teníamos expectativas y proyectos, y eran muy estimulantes las reuniones que manteníamos a nivel personal y profesional.

¿Qué nos puede contar sobre los primeros pasos de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba?

El proyecto de crear la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba fue una iniciativa del entonces agregado comercial de España en Cuba, el Sr. Don Darío Sáez Méndez; esto, si mal no recuerdo, fue a finales de 1992. Basándose en asociaciones de empresarios existentes en otros países, tuvo la idea de reunir en su casa a un grupo de empresarios españoles y lanzar la iniciativa. Poder reunirnos, conocernos, compartir tapas y vinos, hablar de lo personal, lo familiar, lo profesional y el mejor conocimiento del entorno ya era un gran éxito. Además, creíamos en el proyecto de crear la primera asociación de empresarios en Cuba… a mi edad, esto ya es una batallita que contar…

¿Cuáles fueron los principales desafíos que enfrentó la Asociación en sus inicios?

Fueron muchas las reuniones que mantuvimos en casa de Darío, así como las ideas, proyectos, discusiones, acuerdos y labores de información necesarios para elaborar unos estatutos con la aspiración de que pudieran ser aprobados por las autoridades cubanas. Hay que tener en cuenta que no existía un antecedente igual en Cuba. También resultó una ardua tarea elaborar un proyecto de régimen interno. Esto nos tomó más de un año y medio antes de presentar el proyecto a las autoridades cubanas y considero que fue el mayor desafío que enfrentó la Asociación en sus inicios. Otros desafíos fueron más sencillos, como elegir a la primera Junta Directiva que fue presidida por el Sr. Don Javier Álvarez Bolado y en la cual participé durante once años consecutivos.

Desde su apreciación, ¿cómo ha evolucionado la Asociación a lo largo de los años?

Hay que agradecer el trabajo realizado por las sucesivas juntas directivas, horas de dedicación que merecen respeto. Está claro que la AEEC ha evolucionado positivamente, desde el incremento en el número de asociados hasta la puesta en marcha de una sede con múltiples posibilidades para los asociados y pasando por los acuerdos negociados con varias empresas de servicios, disponemos hoy de una ayuda insustituible.

¿Cómo ha influido la Asociación en su trayectoria como empresario en Cuba?

Para mí, siempre ha constituido una referencia para obtener información actualizada, contactar con otros empresarios españoles, acudir a la tradicional cena de aniversario y otros encuentros profesionales y lúdicos con los miembros asociados, sin olvidar las ventajas que suponen los acuerdos logrados como Asociación.

Desde su perspectiva, ¿cuáles han sido las contribuciones más significativas de la Asociación a la comunidad empresarial española en Cuba?

Considero varias contribuciones importantes tales como ampliar posibilidades comerciales, favorecer la gestión empresarial, contactar con posibles clientes, promover la aparición de oportunidades, mejorar nuestra reputación como empresarios españoles, tener más valor en las relaciones con organismos institucionales, obtener facilidades de documentación y visados para desplazar a nuestros trabajadores y a clientes cubanos a nuestras sedes.

¿Cuáles han sido los principales desafíos que ha enfrentado como empresario en Cuba a lo largo de los años?

Recuerdo lo laborioso y difícil que fue constituir una AEI, que pasó posteriormente a empresa mixta en la década del 90; también la negociación y puesta en marcha de un almacén en consignación, sin olvidar la constante negociación y gestión de cobros.

¿Cuál es su visión para el futuro de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba?

Pienso que pueda tener un impacto económico significativo para los asociados, que pueda influir en el crecimiento económico, en la creación de empleo y en la atracción de inversiones para beneficio común. Debería ser una herramienta poderosa para fomentar la colaboración y el trabajo conjunto de los empresarios.

¿Qué cambios o adaptaciones cree que deberían implementarse para seguir siendo relevantes en el contexto empresarial actual?

Considero fundamental mantener y potenciar los principios fundacionales de la AEEC, adaptando los estatutos a la actualidad empresarial de Cuba; incrementar el número de asociados dentro de lo posible y fomentar las relaciones comerciales y personales entre ellos; aprovechar nuestra experiencia y conocimiento del mercado cubano para lograr mayor reconocimiento institucional en España y potenciar relaciones internacionales con asociaciones de empresarios españoles en otros países.

¿Qué consejos daría a los nuevos empresarios que están considerando unirse a la Asociación?

Animo a unirse a la AEEC a todos los empresarios españoles con relaciones comerciales con Cuba. Podrán conseguir mayor visibilidad y potenciar sus empresas a través de las relaciones personales, asesoramiento y orientaciones desde la experiencia y conocimiento del medio que acumula la Asociación, poder defender sus derechos como socios, lograr sinergias comunes, apoyo técnico para el desarrollo de proyectos empresariales y mayor representatividad. Ser miembro de una asociación reconocida demuestra compromiso con la excelencia y el desarrollo empresarial y esto puede generar confianza en los clientes o socios comerciales.

¿Cuál es la lección más valiosa que ha aprendido a lo largo de su trayectoria como empresario?

Son varias las lecciones y lo más importante es tener la seguridad de haberlas aprendido bien; tal vez, ser paciente, crecer lentamente y sin afán desmedido, teniendo claro adónde quieres ir, amando lo que haces, trabajando sin autocomplacencia y con dedicación, corriendo riesgos, rodeándote de personas mejores que uno mismo, priorizando las necesidades de tu empresa antes que las propias y, muy importante: divertirte con lo que haces.

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